Con seguridad, cuando asistes a una conferencia motivacional esperas salir colmado de motivación propiamente, con el torso erguido y la frente en dirección a lograr cada uno de los objetivos que te propongas.
Para que el conferenciante logre plantar la alegría y confianza en su público, debe utilizar algunas herramientas de la comunicación de manera eficiente y eficaz, escudriñar un poco en esos modelos repetitivos que nos hacen daño y mostrar un panorama de oportunidades.
En definitiva se debe preparar una conferencia que motive, y asegurar que el efecto motivacional persista, pero ¿cómo lograr esto?, no hay fórmula mágica, pero sí existen aspectos que marcarán la diferencia.
Pasión y más pasión
Sin duda alguna la pasión nos ha llevado lejos, es capaz de romper cadenas, resurgir emociones y regenerar de las cenizas como el fénix de la mitología griega.
Las grandes hazañas, los movimientos que han cambiado el mundo, los personajes que han hecho historia, han sido impulsadas por la pasión; porque aman, porque creen, porque son idealistas, porque lo desean intensamente y su pasión ha impulsado el cambio.
Los conferenciantes transmiten ese sentimiento cuando los escuchamos y observamos detenidamente, nos sumergimos en la fuerza que se desborda en sus palabras, comenzamos a despertar y creer, la pasión comienza a estimular nuestro interés.
Para marcar la diferencia en conferencias motivacionales necesitas pasión por lo que haces, siempre que hagas las cosas con amor todo saldrá mejor y no te importará intentarlo más de una vez para lograrlo.
Lenguaje para mover las fibras más sensibles
Las conferencias van dirigidas a un público objetivo, esta acción debe estar clara desde un principio. El lenguaje verbal y los gestos también deben precisarse de acuerdo con las características del público objetivo.
Comunicarse efectivamente requiere de claridad en las palabras, de asegurarnos de desarrollar la idea correctamente y dar paso al siguiente nivel de manera coordinada y en su tiempo, así el clímax de la conferencia será alcanzado sin prisa y sin pausa.
Los primeros minutos del conferenciante son claves y le permiten revisar rápidamente la reacción del público; en función de ello, el conferenciante es capaz de ajustar su tono y la estructura del contenido para climatizar el ambiente y lograr su objetivo ¡motivar!
Para mover las fibras más sensibles, los ejemplos deben ser reales y relatados en forma clara, con la entonación adecuada, haciendo las pausas que permitan al público identificarse e inmediatamente reflexionar.
Hacerlo de forma sincera y con la verdad detrás de la historia, provocará credibilidad y no hay nada más necesario que creer para motivarse.
Feedback positivo en la comunicación
Garantizar la retroalimentación o feedback en la comunicación, entre el conferenciante (emisor) y el público (receptor), permitirá al motivador cerciorarse de que el mensaje ha llegado correctamente. Este punto guarda relación con el tema del lenguaje.
Si el feedback es positivo, el sistema que compone el lenguaje comunicativo evolucionará, es decir, el público receptor participa con risas, movimientos de aceptación o negación según el contexto, aplausos y gestos que acompañan la propuesta del conferenciante.
En el feedback negativo el público se desorienta, se cansa o simplemente no presta atención y pierde rápidamente el interés, la dinámica ha sido fallida porque se contrarresta el objetivo que es motivar.
Mantener la motivación en el público también dependerá del grado de aceptación de los receptores, de aquellas frases que jugaron con la reflexión, de las escenas que remontaron a un recuerdo y de los ejemplos que identificaron al público con un hecho de su pasado o presente.
La motivación es una actitud, desafía tus expectativas, motívate y logra todo cuanto te propones.